Va a ser cierto eso de que a la tercera va la vencida. Después de la primera vez que fue una temeridad ponerme en la línea de salida, pues estaba lesionado del talón de Aquiles, del año pasado que me tuve que retirar en la Granja de San Ildefonso debido a las múltiples ampollas que me salieron en los pies, este año tocaba acabar y así fue, aunque las ampollas estuvieron a punto de dejarme fuera como lo hicieron en año pasado, pero muchas veces la cabeza es más poderosa que todo el cuerpo y me permitió llegar a meta. Pero vayamos por partes (como dijo Jack el destripador).
El Viernes llegamos a Navacerrada a eso de las 5:00 de la Tarde, con mucho calor, y me dirijo a recoger el dorsal, el chip, bolsa del corredor y pulsera identificativa de la prueba que iba a realizar, dependiendo de la prueba, la pulsera y el dorsal era de un color u otro (azul para el GTP de 110 Km, Rojo para el TP 80 Km y Verde para el TP de 60 Km.). Después de recogido dorsal y demás y de saludar a los conocidos que encontramos en ese momento, al coche para dirigirnos a Cercedilla, que es donde tenemos el Hotel donde se alojaría mi familia esa noche.
Llegamos al Hotel sobre las 6:00 y descargamos las cosas y yo me tumbo en la cama para dormir un rato y cargar las pilas pues lo que nos espera no es cualquier cosa, son 110 Km y un desnivel acumulado de 10.000 m. La familia se marcha en busca de una piscina para dejarme descansar. Pensaba que no me quedaría dormido debido a los nervios y la tensión de la carrera, pero sí que consigo dormir una hora y media que me vino muy bien.
A las 8:30 llega de nuevo la familia y yo ya me empiezo a preparar para la carrera, primero cena a base de ensalada de pasta con nueces, manzana y maíz, de segundo filetes de lomo y de postre plátano. Empiezo a vestirme y preparar mochila, luces y todo lo necesario y a las 9:00 salimos del Hotel con dirección a Navacerrada. De Cercedilla a Navacerrada hay 6 Km y se tarda poco, pero cuando estamos llegando a Navacerrada me doy cuenta de que me he dejado el chip en el Hotel, los nervios a flor de piel. Me dejan en el polideportivo de Navacerrada para entregar la bolsa que tienen que llevar a Rascafría y se marchan de vuelta al Hotel a por el dichoso chip. En el Polideportivo me encuentro a Salvador Hípola Martín, corredor amigo y al que desde aquí quiero felicitar, pues es uno de los pocos corredores (no sé si hay alguno más) que ha concluido las 4 ediciones del GTP de 110 km, una máquina. Nos vamos los dos caminando desde el polideportivo hacia el centro del pueblo, donde se dará la salida.
En años anteriores la salida era en el polideportivo y este año en el centro del pueblo. Con este cambio yo creo que la prueba ha dado un salto de calidad pues el ambiente es mucho mayor. Con este cambio y el cambio de horario la prueba gana en apoyo por parte del público.
Ya me traen el chip que sí que estaba en el hotel y a las 10:15 empieza el control de dorsales y la revisión de material obligatorio que hay que llevar en la prueba. Una vez pasado esto, a esperar que lleguen las 11:00 de la noche para que se dé la salida, que se hace un poco largo debido a los nervios.
A las 11:00 de la noche, con una puntualidad inglesa, se da la salida. Todo el mundo con los frontales y la luz roja trasera encendidos, un verdadero espectáculo. Este año la subida a la Maliciosa se hace por la parte derecha del embalse y el recorrido hasta la fuente de la Campanilla se me hace más ameno que el año pasado. A partir de la Fuente de la Campanilla y hasta el Collado del Piornal toca andar, cojo un ritmo bueno y para arriba. Subo muy cómodo y cuando quiero ver voy con dos fieras de esto del Trail, John Tidd y Mikel Leal, hago la subida a Maliciosa con ellos y aunque voy bien y relativamente cómodo, algo me dice que el ritmo de estos dos “pájaros” no es el mío (4º y 10 de la general) y la bajada de Maliciosa la hago tranquilo. Además del frontal, llevaba una linterna de mano que es la que uso en el casco cuando hago salidas nocturnas en la bici y que me ayudo enormemente. Desde el collado de las vacas hasta Canto Cochino corriendo a buen ritmo. En Canto Cochino primer avituallamiento, y aunque no llevo hambre ni mucha sed, decido comer y beber bien pues voy muy mentalizado de la importancia de alimentarse e hidratarse en una prueba de este tipo.
El tramo de Canto Cochino al Collado de la Deshilla lo hago prácticamente solo, acompañado únicamente por la luz de mi frontal, es uno de los tramos que más disfruto de la carrera precisamente por esa soledad. Una vez en el Collado de la Deshilla, toca bajada por el Hueco de Coberteros, casi al final de esta bajada me alcanza Raúl, compañero del Tierra Trágame y me dice que tiremos juntos, así lo hacemos y justo al final de esta bajada y donde se gira para dirigirnos a la Hoya de San Blas, me doy un tremendo golpe en la rodilla con una gran piedra que hay en mitad del camino. Me deja con la rodilla sangrando y un fuerte dolor, me temo lo peor, pero sigo tirando y después de 25-30 minutos el dolor ha remitido y casi ni me acuerdo de él. Llego al segundo avituallamiento, repongo fuerzas y tiro camino del Puerto de la Morcuera, alterno tramos corriendo con tramos andando, y casi sin darme cuenta llego al Puerto donde sopla el aire y hace frio, bebo y como y me lanzo puerto abajo hacia Rascafría. En este tramo me encuentro muy bien y corro tomo el tramo desde el Puerto de la Morcuera hasta 200 metros antes de llegar al Polideportivo de Rascafría, donde me cambio de calcetines, de camisetas y me tomo un caldo frio pues no había microondas, un poco de jamón, membrillo y algo de bebida.
Salgo camino del Puerto del Reventón, ya ha amanecido, pero todavía no aprieta demasiado el calor. Esta parte la hago prácticamente solo, no veo nada más que a uno o dos corredores, y se me hace muy llevadera, no como el pasado año que fue un martirio y me dejo fuera de la carrera debido al enorme calor que pase y la poca hidratación. Voy bien y me encuentro fuerte, las subidas las hago bastante bien. Paso el Puerto del Reventón y camino de la cumbre de la carrera, la cima de Peñalara, me sigo encontrando muy bien y la subida a Peñalara la hago fuerte y voy alcanzando corredores y dejándolos atrás, hago muy buena subida. Cuando llego a la cima hay mucha gente y muy buen ambiente. Ahora toca bajar hasta la Granja y aquí empieza mi sufrimiento en la carrera. Aunque voy bien de piernas, la bajada y los malos apoyos me destrozan los pies, noto numerosas ampollas y pienso: “otro año que de dejan fuera las p…. ampollas”. Bajo andando, ya no puedo correr, hasta la Granja y allí una voluntaria (a la que doy las gracias públicamente, así como a todos los voluntarios de la carrera) me cura un poco las ampollas y me pone 2 ó 3 Comped en cada pie. La cabeza ya ha decidido que este año llego como sea, aunque desde la Granja ya no puedo correr absolutamente nada.
En el avituallamiento de la Granja, a mi lado había otro corredor con dudas, Paco, corredor de Jaén residente en Córdoba, al que animo a realizar lo que nos queda juntos. Fue un acierto, pues al ir los dos juntos el camino se no hizo mucho más ameno.
El camino desde la Granja hasta el avituallamiento de la Casa de la Pesca es muy agradable, entre pinos y pegado al rio, lo que pasa es que hay mucha gente bañándose y nos dan un poco de envidia. Nosotros cada muy poco tiempo metíamos la gorra para refrescarnos. Pasamos el avituallamiento y nos queda la última parte dura de la carrera, la subida al puerto de la Fuenfría, que hago bastante bien, sigo con fuerza en las piernas. Llegamos a la Fuenfría, camino Schmid y Puerto de Navacerrada, donde me encuentro a parte de mi mujer e hijas que llevan siguiéndome toda la carrera, con mi Hermana, mi cuñado y mi sobrino que han venido a verme, a estas alturas de carrera se agradece enormemente las muestras de ánimo y de cariño. Ya está hecho, esta frase la vengo oyendo desde la cima de Peñalara, a 40 km. de la meta, mucha gente no sabe lo que cuesta hacerlo, sino se lo pensarían antes de decirlo, pero es de agradecer los ánimos de toda la gente durante la carrera.
El descenso hasta la Barranca se me hace largo, ya no sé cómo pisar para que me molesten menos las ampollas, Paco me cede los bastones y aunque no soy mucho de bastones, me vienen muy bien y me ayudan en la bajada. Llegamos a la Barranca, por fin buen firme, aunque no puedo correr pero la pisada es mejor. Paco y yo vamos mirando para atrás para ver que no venga nadie de nuestra carrera, a falta de tan poco para la meta da rabia que te adelanten
Llegamos por fin a la rotonda de entrada al Pueblo, los últimos metros los hacemos corriendo por eso de entrar en meta y yo entro en meta con mis hijas de la mano, con una alegría tremenda y un nudo en la garganta. Paco lo hace de la mano de su mujer, después nos fundimos en un abrazo de tremenda alegría, gracias compañero por compartir estos kilómetros conmigo.
Ya soy Finisher del GTP. Llego a meta en un tiempo de 20:14:54, en el puesto 57 de la general y el 13 de mi categoría Veteranos. Clasificación General. Clasificación por categorías. El chaleco y la medalla son muy chulos, y lo de que te grabaran la medalla con el nombre y el tiempo todo un detalle, felicitar a la organización. También quiero agradecer a Ana (Memphis) que me preste sus fotos, muchas gracias. Esta carrera se la quiero dedicar a mi familia, sobre todo a mis padres, por estar siempre en los buenos momentos y en los no tan buenos, por vosotros. Galería de fotos.